--Al terminar la función, María Amparo salió encantada, Leopoldo la trata como a una verdadera dama de sociedad, incluso la presentó ante sus amistades de alcurnia y todos la recibieron con una cálida bienvenida al círculo social, esperan que pronto sean marido y mujer.
--Una vez más, se dirigen hacia el lujoso carruaje donde Leopoldo, como el caballero que es, ayuda a las damas a subir y obsequia a María Amparo con un beso en la mano, por lo que ella no puede hacer más que sonrojarse y tratar de mantener la calma, porque sabe que en una situación así, debe mostrar el mayor recato.
Leopoldo: Espero que haya disfrutado del espectáculo, muy pronto podrá usted gozar de éste y más eventos, pues mi familia como bien lo sabe, posee influencias económicas y sociales, así que usted podrá tener todo lo que desee, seré yo quien cumpla sus caprichos.
--María Amparo se siente emocionada, ha pasado un día maravilloso junto al apuesto joven Leopoldo y ahora entiende lo que puede obtener al ser una mujer de sociedad entregada al hogar, solo tiene que cumplir con ciertos deberes mujeriles que desde niña ha sabido realizar y podrá gozar de grandes beneficios.
--Leopoldo acompaña a María Amparo hasta la puerta de su casa, mientras Carmelita observa un poco distante para darles espacio a los jóvenes. Antes de que María Amparo entre a la casa, el joven, muy seguro de sí mismo, formula la ansiada pregunta:
Leopoldo: María Amparo, es usted una joven hermosa y de buenos modales, mi corazón se inclina hacia usted, nuestras familias se conocen de siempre y están a la altura, para mi sería un gran honor desposarla ¿Aceptaría casarse conmigo?...