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Doña Josefa: Ay Andrés, por un lado tienes razón, sé que los tiempos están cambiando y poco a poco las jóvenes como María Amparo se están interesando por la educación y su futuro fuera del hogar, pero temo que eso acabe con nuestras tradiciones y buenas costumbres, que se alejen para siempre de la casa y se desentiendan de ella, que hagan algo inmoral.

 

Aunque, si logro enseñarle a mi hija todo lo que debe saber hacer en casa y le hago hincapié en que la familia es nuestra prioridad como mujeres, en las virtudes que tiene que cultivar siempre, tal vez me escuche y logre hacer que, aunque llegue a estudiar, siempre cumpla primero con las necesidades de su casa, con sus deberes de esposa y madre. Así sería una buena mujer que atienda su casa pero que también cumpla su sueño de estudiar.

 

El tío Andrés: Ya lo ves, todo es posible, pero si te preocupa que pase mucho tiempo fuera de casa, entonces podría inscribirse en la Escuela de Artes y Oficios para Mujeres, así tendría mayor libertad para elegir un horario que no se contraponga con los deberes del hogar. Sólo quiero que tenga un porvenir en caso de que las circunstancias lo requieran, me ha dolido mucho ver la condición de nuestra hermana y no quisiera que a Amparito le suceda lo mismo, sabes que no somos eternos y no podremos protegerla por siempre aunque lo deseemos.

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